“Autolesión y autoagresión”

El autoconocimiento es la llave maestra que abre la puerta al despliegue de nuestro potencial y al vivir plenamente. Uno de los aspectos a explorar en este viaje hacia nosotros mismos es el de la autolesión y la autoagresión.

La autolesión y la autoagresión son comportamientos que implican causarse daño físico o emocional a uno mismo. Aunque puede ser difícil de entender para quienes no lo experimentan, es importante recordar que estas conductas no surgen de la nada. Son respuestas a situaciones de estrés, dolor o conflicto interno que, aunque perjudiciales, proporcionan un alivio temporal a quien las practica.

La autolesión y la autoagresión pueden parecer alarmantes y extremas, pero en realidad son mecanismos de supervivencia, aunque maladaptativos. Se convierten en una forma de controlar las emociones intensas, de expresar el dolor interno de forma visible o de castigarse a uno mismo por sentimientos de culpa o vergüenza.

El primer paso para abordar estas conductas es reconocerlas sin juicio. No se trata de reprendernos o castigarnos aún más, sino de entender que estas acciones son una señal de que algo en nuestro interior necesita atención y cuidado. Son un grito de auxilio que solo nosotros podemos escuchar y atender.

Una vez reconocido el comportamiento, podemos empezar a buscar formas más saludables de manejar nuestras emociones y conflictos. Este proceso puede incluir terapia con un profesional, prácticas de mindfulness, técnicas de regulación emocional, actividades físicas que ayuden a liberar tensiones, etc.

Pero sobre todo, es importante recordar que nadie está solo en este proceso. Compartir nuestras experiencias y perspectivas con otros puede ser enormemente liberador y enriquecedor. En una comunidad de apoyo, podemos aprender de los demás, encontrar consuelo en las experiencias compartidas y descubrir nuevas formas de enfrentar nuestros desafíos.

La autolesión y la autoagresión no definen a una persona. Son comportamientos, no identidades. Con el autoconocimiento, la comprensión y el apoyo, podemos aprender a manejar nuestras emociones de manera más saludable y a cuidar de nosotros mismos con la amabilidad y la compasión que merecemos.

Este viaje hacia el autoconocimiento puede ser difícil, pero también es una oportunidad de crecimiento y transformación. Cada paso que damos en este camino, nos acerca más a vivir de manera plena, auténtica y consciente. Y cada vez que compartimos nuestras experiencias, ayudamos a otros a hacer lo mismo. Porque al final, todos somos viajeros en este camino de autoconocimiento y crecimiento personal.

Si no te sientes bien recuerda que lo más importante es plantearse acudir a un profesional de la salud.

Profesionales

Profesionales especializados que te pueden acompañar

Si quieres puedes solicitar acompañamiento a la fundación y te ayudamos a encontrar un profesional que te acompañe en esta situación

Situaciones

Situaciones habituales que nos suceden sin darnos cuenta ¿te has encontrado alguna vez en alguna situación?

Me muerdo las uñas hasta el punto de sangrar, pero no puedo parar

Estoy siempre rascándome hasta crear heridas en mi piel

Tengo la costumbre de golpearme a mí mismo cuando estoy frustrado

A menudo me quemo con cigarrillos para sentir algo más que la tristeza

Me corto cuando siento que no puedo manejar la presión

Me golpeo la cabeza contra la pared cuando no puedo lidiar con mis pensamientos

No puedo parar de arrancarme el cabello cuando estoy ansioso

Me pellizco hasta dejar marcas cuando siento que no merezco ser amado

No puedo dejar de golpear mi puño contra la pared cuando estoy enfadado

Cuando siento que no puedo respirar por la ansiedad, me ahogo a propósito

Me lastimo con objetos punzantes para sentir alivio de mis pensamientos

Me golpeo a mí mismo cuando siento que he fallado

Cuando me siento insignificante, me lastimo para sentirme real

Cuando me siento culpable, me lastimo como castigo

Cuando me siento solo, me hago daño para sentirme acompañado en el dolor

Me arranco la piel de los labios cuando me siento nervioso

Cuando siento que no tengo el control, me lastimo para tener algo que controlar

Cuando siento que no puedo manejar mis emociones, me lastimo para distraerme

Cuando me siento vacío, me lastimo para sentir algo

Cuando siento que no puedo expresar mi dolor, me lastimo para verlo físicamente.

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